
Editorial Planeta. Precio: 22,90 euros
Sin duda, los responsables de la editorial Planeta han acertado este año con los ganadores del Premio; tanto en el ganador, Santiago Posteguillo, como en la finalista, Ayanta Barilli, nuevo descubrimiento de la editorial, que me ha parecido una grata propuesta.
Estamos, prestos a la algarabía comercial de la Navidad, casi al final de un año, que lo ha sido (no hace falta mirar mucho para verlo) el de la reivindicación de la mujer en la actualidad, en el mundo y en la historia. Necesaria apuesta que, a poco que esto cambie, el mundo, la actualidad y la interpretación de la historia, nos reconciliará con la justicia que reclaman los actos que se deben llevar a cabo.
Y el Planeta, que nunca va a la zaga del ambiente que se respira, aunque se deje influenciar por él, se suma a la reivindicación y premia a dos novelas sobre mujeres con paridad de autoría, una histórica, otra actual con fuertes reminiscencias del pasado.
Posteguillo posee ya un amplísimo grupo de público, expectante ante lo que publica, y él no defrauda. Sabe lo que se espera de él y ya tiene la fórmula para que sus lectores estén satisfechos. Lo de muestran las cifras de ventas; baremo por el que se mide la importancia de los escritores en el mundo digital. Su propuesta es tenaz sobre todo; cada una de sus novelas, aunque se mueva por un territorio conocido y muchas veces transitado, significa un reto y un gran esfuerzo de muchas páginas, en ésta última casi setecientas. Un reto para él y también para el lector, cuyo entusiasmo (miles de entusiasmos juntos) supera con creces a la tarea; lo que apunta una nota más a su éxito.
No deja el autor de lado el estilo (no en vano se dedica a la enseñanza); pero está más atento a los datos, en los que es un auténtico maestro y, en cuya abundancia, reposa su forma de escribir. Posteguillo siempre ha manifestado ser un escritor didáctico y a fe que lo consigue. En sus novelas no falta ninguna pieza y ésta siempre está colocada en el momento justo y en el sitio más adecuado. El despliegue de datos históricos y tramas dentro cada texto es impresionante, como impresionante es el retablo que surge de su habilidad para apresar el momento histórico que ha elegido como reto.
Posteguillo regresa a Roma, el territorio que le ha hecho popular. El mismo declaró en la presentación del libro en la sede del Cervantes Madrileño: “Muchos dirán que se trata de Otra de Romanos, pero esta novela va más allá”.
No es malo hacer otra de romanos, pues se supone que sin un fundamento atractivo no se podrían escribir setecientas páginas y, en efecto, leído el libro, sin esfuerzo, todo hay que decirlo, se descubren asuntos e intenciones explícitos, que la escritura clara y expresiva del autor hace más cercanos. Su labor didáctica ayuda; cualquier ensayo habría resultado más pedregoso y, quizá, abstruso. Sólo por esto merecería el reconocimiento.
En la Roma de esta novela manda, al principio de la historia, gobierna el augusto Cómodo, sanguinario hijo del recordado Marco Aurelio. Es al final del segundo siglo después de Cristo y la represión, el miedo, el castigo, las matanzas arbitrarias, el terror, son el alimento diario y, no sólo de los más humildes, sino también de senadores y señores con gran riqueza y poder. Todo es debido a la locura del César y, en consecuencia, de sus disposiciones. En este mundo, “el peor de los mundos”, teñido por la sangre del poder, el horror y las traiciones, los asesinatos y la tortura del más débil, aparece una figura imponente: Julia Domna, hermosa muchacha, “nacida en Emesa, en la provincia oriental de Siria, hija de un rey-sacerdote del culto al dios del sol El-Gabal y casada con Séptimo Severo, un prometedor legado del Imperio”. Julia conseguirá sobrevivir a cinco emperadores de Roma y llevar su nombre y a su familia a lo más alto del poder.
Eso cuenta la novela, narrada, según Posteguillo por el más adecuado: el sabio Galeno, que dio nombre a la digna práctica de la medicina. La reivindicación en un año de reivindicaciones es una prueba de la lucidez de la historia, que, tantos años después, nos permite disfrutar de tantas cosas nuevas. Conocimiento y disfrute de la mano de un escritor experto y firme que nos guía con la mano abierta.