
Trauma Editorial Precio: 21 euros
Tomás Granados es un todoterreno fino y elegante del mundo de la Edición.
Su libro Sin justificar (Trama editorial) es la justificación de una entrega miscelánea de textos en la que la voluntad y libertad del autor son la norma.
Normalmente, cuando un lector de “a pie” (es decir, no especializado) escucha la palabra “ensayo” se pone a la defensiva; pues considera que habrá de ser un texto más farragoso de lo habitual, difícil de entender, imposible de transitar sin un bagaje intelectual determinado o una proximidad al lenguaje propio de la materia tratada que haga menos complicada su lectura.
No sé si fue Ortega el que dijo que lo abstruso era un reto mayor que cualquier otro en lo que se refiere al intelecto; pero que la prueba del algodón era hacer llegar las conclusiones de la aventura intelectual al mayor número de personas. Recuerdo una palabra que utilizaba mucho: anfractuosidad; la evidencia lingüística del reto filosófico. Tanto Ortega como otros filósofos (como Schopenhauer) supieron, desde el lenguaje, describir con claridad las pinturas dibujadas en las paredes de las anfractuosidades de su pensamiento.
Por suerte, el ensayo ha ido perdiendo su ampulosidad verbal, su manía de encerrarse en la cárcel de las palabras, el lenguaje reservado casi siempre para unos pocos elegidos (colegas, profesores, discípulos, estudiantes destacados y eruditos). Tendríamos que leer más a Platón.
El ensayo ha dejado el smoking y la pajarita para ponerse el traje de faena y trabajar a fondo para que el espíritu que lo empuja a investigar llegue a mucha gente, por más que no haya eruditos entre los lectores que se asomen a sus páginas. Si el lenguaje se libera del encorsetamiento cualquier cosa es posible. Hasta en la expresión verbal la libertad es fundamental. Pues el lenguaje es el territorio de la libertad original y, por lo tanto, el territorio donde lo abstruso y lo sencillo pueden convivir complementándose.
Sin justificar. Apuntes de un editor; primer libro que leo de Tomás Granados Salinas, es un ejemplo de ello. De modo que el lector puede estar tranquilo, ya que incluso en los pasajes más abstrusos del libro, en algunos casos provocados por la excesiva y valiosa documentación, podrá hallar las anfractuosidades del territorio escarpado de la edición. Pues ese es, precisamente, el objetivo y la constante del libro, el mundo de la edición en el que Tomás Granados se ha desempeñado desde hace muchos años en distintas editoriales y colaborando con muchos medios de comunicación.
Ayuda, a no dudarlo, que Sin justificar sea un ensayo atípico, casi una biografía editorial que abarca a muchos editores, actuales y pasados; pues el medio y la intención permite que la convivencia entre lo complicado y lo sencillo llegue al lector con total nitidez. Artículos publicados en revistas y periódicos, reflexiones personales, apuntes de otros, conferencias y mini ensayos sobre ese mundo cuya complejidad es en sí misma un reto que se resuelve en la claridad con que lo percibimos y somos conscientes de que el camino no es fácil y las soluciones menos, cuando el avance imparable de las nuevas tecnologías empieza a imponer su ley.
No soy partidario de dar consejos sobre cuál o que otro artículo leer. Todos, incluso los que, aparentemente, ponen más dificultades para la lectura no profesional o, dicho más claro, son más impermeables, ayudan a investigar en las anfractuosidades de las que vengo hablando. Por contrapartida (relativa) los artículos que afrontan episodios más emocionales de la labor editora son meridianos y llegan con facilidad e influyen en la disposición del lector; desde México y desde cualquier parte.
En este sentido, destaco, por su profundidad y sabia elección de los detalles, las necrológicas que dedica a amigos editores muertos recientemente y a otros que, sólo conocidos por referencias y lecturas, merecen figurar en la alcancía de sus recuerdos más reseñables.
La necrológica es un género en sí mismo. Pero otro día hablaremos de ellas. El libro de Tomás Granados es vida, aunque esta, si nos topamos con el mundo de la edición, esté llena de incertidumbres.
Disfrutad de él, porque os lo merecéis y él se lo merece.