Cada día salimos de casa asegurándonos de que la puerta queda bien cerrada, miramos el semáforo antes de cruzar, montamos en un coche (que, por supuesto, está asegurado), comprobamos alguna que otra vez si llevamos el móvil encima y continuamos la jornada con acciones y gestos casi inconscientes, con el fin de protegernos.
Más allá de estos pequeños gestos, a lo largo de nuestra vida nos preparamos continuamente para hacer frente a los posibles imprevistos que podemos sufrir, porque no sólo la protección física es importante, sino que también es importante la confianza que aporta el saber que estamos seguros.
Contratamos el seguro de coche porque es legalmente obligatorio, pero también para tener la tranquilidad de que si sufrimos un accidente no tendremos que pagar de nuestro bolsillo los daños médicos del copiloto, la pintura del coche u otros desperfectos. Esto ocurre en muchos aspectos de nuestra vida, y entre los distintos tipos de seguros que existen en el mercado (hogar, accidentes, salud, etc.) nos vamos blindando poco a poco. Si un día se rompe una tubería de tu casa y tienes seguro, éste se hará cargo de la reparación necesaria, pero ¿has pensado qué ocurriría si un imprevisto tiene consecuencias directas en tu economía? ¿Qué pasaría si una incapacidad te inhabilita para trabajar? Y si un día tú faltas, ¿en qué situación quedaría tu familia? ¿Cómo pagarían tus hijos sus estudios y afrontarían su día a día?
Los seguros son, sin duda, una herramienta valiosa para protegernos de las contingencias que podemos sufrir. Sin embargo, productos como los seguros de vida son siempre doblegados a un segundo plano, en ocasiones por exceso de confianza, ya que pensamos que esas contingencias no nos van a pasar nunca a nosotros, y en otros casos, por desconocimiento. Y no es, hasta el momento en el que nos ocurre algo, cuando nos damos cuenta de que, por ejemplo, tener un seguro de vida-riesgo contratado “por si acaso” habría sido la mejor opción. Existe una percepción generalizada de que los seguros son un “gasto” innecesario. Esto ocurre porque si compras, por ejemplo, una hucha, te la llevas contigo. Sin embargo, si contratas un seguro, vuelves a casa con las manos vacías y algo menos de dinero en la cuenta bancaria. Como en todas nuestras decisiones, hay que sopesar pros y contras de contratar este tipo de productos. Así nos daremos cuenta de que no sólo son recomendables, sino que son una de las mejores inversiones que podemos hacer para proteger nuestro futuro y el de las personas a las que más queremos.
Pensemos en el ejemplo de la hucha, y en la sensación que tenemos el día que la rompemos y vemos todo el dinero que hemos acumulado. En el caso de un seguro, el momento en que recibimos el importe que tenemos asegurado por sufrir un imprevisto, nos provoca una sensación de tranquilidad, incluso mayor cuando comparamos el coste de contratar el seguro con el importe que nos hubiera supuesto ese imprevisto, si no hubiera estado asegurado. La protección es necesaria para garantizarnos el máximo bienestar y el de los nuestros en todo momento. Es importante estar seguro durante la etapa laboral para proteger a nuestras familias, pero también cuando nos retiramos de la vida profesional si queremos mantener el nivel de vida. Pensamos en ese momento como algo lejano para el que todavía queda tiempo, y aunque es cierto en muchas ocasiones, si no vamos llenando nuestra hucha poco a poco, cuando llegue el momento de la jubilación nos costará mucho más mantenernos y disfrutar de nuestro día a día.
Las últimas cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que los españoles gastamos cada vez más, y utilizamos parte de nuestros ahorros para consumir y financiar compras. Nuestro nivel de ahorro durante el primer trimestre de 2018 bajó un 4,2%, y lleva cayendo desde hace más de un año. Momentos de crisis como los vividos en los últimos años hacen más difícil ahorrar, pero si somos de los afortunados que pueden hacerlo, aunque sea un poco cada mes, deberíamos concienciarnos y tener un plan para nuestro futuro.
En el mercado existe una gran oferta de productos financieros y aseguradores con los que nuestros ahorros pueden estar seguros y crecer con una buena rentabilidad. Además, contamos con expertos que nos pueden aconsejar la mejor manera de generar ese ahorro y protección que nos permitirán tener un futuro seguro y tranquilo. La medicina avanza y la esperanza de vida se sitúa ya en los 83 años en España según la OCDE. Por ello, hay que pensar no sólo en vivir esos años con buena salud, sino en vivirlos con una buena economía doméstica que nos permita disfrutar durante bastantes años tras nuestra etapa laboral, manteniendo el ritmo de vida que teníamos en la etapa activa.
En las compañías de seguros nos preocupamos por ayudarte a proteger el futuro, y por dar soluciones a los imprevistos que puedas encontrar en el camino. Porque lo importante es tu protección. Porque proteger nuestro futuro nos llevará a poder comenzar y finalizar cada día con la tranquilidad de que si sucede un imprevisto podemos estar seguros.