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PEDRO INSUA MAGALLANES-ELCANO El arte de descubrir lugares

Aurelio Loureiro

Aurelio Loureiro

“La revolución Magallanes-Elcano marcó un hito que no tiene parangón en la historia, ni puede ya tenerlo; salvo que se hallase vida personal extraterrestre.”

“Un logro debido, sobre todo, a la capacidad del desarrollo de las técnicas de navegación, capaces, con cielo por guía, de trazar caminos en el agua.”

Pedro Insua es filósofo y, según cuenta su, intencionadamente, sucinta nota biográfica, destacado discípulo de Gustavo Bueno. Yo también lo fui durante un tiempo breve y en absoluto destacado. Quizá por eso, me gratifica que alguien haya sido capaz (habrá otros muchos, pero no los tengo delante) de vadear la teoría del cierre categorial, licenciarse y pertenecer al consejo de redacción de la revista El Basilisco. Revista que ya entonces, ya hace años ya, se hacía en la Facultad de Filosofía de Oviedo y, de la cual, conservo algunos ejemplares.

Debo reconocer que esta fue una de las razones para empezar a leer este libro (El orbe a sus pies. Magallanes y Elcano: cuando la cosmografía española midió el mundo.), en un momento en que, por mor del aniversario de los  Quinientos años de la salida de Sevilla de la expedición de Magallanes que habría de completar 3 años después la primera vuelta al mundo, ya con Juan Sebastián Elcano a los mandos,  las referencias  y alusiones a semejante hito en la historia de la humanidad se suceden, así como a sus contornos, no del todo nítidos, a causa de la controversia histórica entre españoles y portugueses.

La otra razón está en el libro y, cómo no, se deriva de la anterior. Al margen de las disputas sobre la nacionalidad de los descubridores y, por lo tanto, de la hazaña, sin duda, provenientes de aquellas antiguas disputas por los dominios marítimos entre el reino de Castilla y el de Portugal, Insua plantea su viaje alrededor del mundo desde la perspectiva de la filosofía de la historia y ese, precisamente, es el primer acierto del libro.

Aclara Insua que se trata del primer hito global de la historia; no sólo por descubrir la cara oculta de la Tierra (ya explorada por los conquistadores españoles 27 años antes) sino por emplear cálculos y mediciones para comprobar que entre una y otra no hay mucha distancia y que había otros caminos para llegar al mismo destino.

No otro este destino que las especias que tanto se valoraban por los comerciantes en aquel entonces. Involuntariamente, Portugal, oponiéndose a cualquier iniciativa española, amparándose en los predios marítimos que obraban en su poder, al menos en los mapas, ayudó sobremanera a concluir la gesta con éxito (como ya ocurriera con Colón). También que ya existía el continente americano y que tenía que haber un lugar por donde pasar a Oriente, pero por Poniente.

Lo consiguieron y, en el transcurso del viaje, lleno de tribulaciones, guerras, muertes, enfermedades y demás penurias, asombros y enigmas, y de los viajes sucesivos, hubo conquistas, fundaciones e intereses encontrados. Así como surgiría el afán de la Conquista de China, empresa que no fructificaría.

Conquistas y derrotas y, como colofón, la reconfiguración del globo terráqueo, el mundo global que ha llegado hasta nuestros días en que la ciencia ha conseguido con las nuevas tecnologías estrecharlo aún más. En el libro de Insua se trata de la primera vuelta al mundo, pero también de sus consecuencias para el futuro del Planeta, ya completo en su tremenda diversidad.

La aventura, que la hay en este libro, nos llega a través de la reflexión y del tratamiento de las ideas posteriores a tan gran acontecimiento. Dice el autor respecto a la filosofía de la historia, sin la cual sería complicado entender lo conseguido: “Esta disciplina, cuyo fundamento, en cierto modo, supone desmarcarse de cualquier concepción teológica de la misma, se puede decir que comienza en el siglo XVIII, y no antes, ligada a lo que el historiador y filólogo John Bury llamó, en su libro de título homónimo, la idea de progreso (frente a la idea teológica de la providencia, que se agotó en esa misma época, y que representaría la negación de cualquier planteamiento filosófico de la historia.”

Así pues, más allá de disputas y simulaciones, un gran éxito para la cartografía, la navegación interoceánica, la ciencia y el conocimiento; pero sobre todo para la historia que nos precede y sucederá. Éxito que se resuelve en un relato que conjuga la aventura del mar con la aventura de la filosofía. Para no perdérselo; pues, además, la, exhaustiva documentación, no evita que esté bien contado.

Por cierto, Pedro Insua también se pregunta por qué este acontecimiento sin parangón se ha tratado de ocultar o minimizar durante tanto tiempo.

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