
Henry Kamen. Editorial Espasa. Precio: 19,90 euros
Henry Kamen es de confianza. Un hispanista reconocido en todo el mundo; al que avalan varias decenas de libros dedicados a España, sobre todo a los siglos XVI y XVII. Entonces, más que ahora, el arte caminaba al paso de la vida y la historia, ya proviniera de la religión o del sueño del poder absoluto. Ya he dicho que las piedras de los edificios son espejos de la época en que se construyeron (a veces durante siglos enteros) y, si sobrevivieron a los ataques del tiempo y los achaques de la edad, de épocas posteriores a ese momento. Pero también esconden la historia íntima de los propios edificios que conforman y es ahí donde hay que buscar el enigma que los ha significado durante siglos y la magia de todos los que abundaron, para bien o para mal, en que eso fuera así.
“Magia y enigma” se llama el libro de Kamen y está dedicado a seis edificios emblemáticos de la Historia del Arte en España; que, a la vez, proponen multitud de historias alrededor de su majestuosidad o en el interior de sus pasillos, bóvedas y secretos. Edificios que resumen en cierta medida la identidad de ciudades que han crecido en torno a ellos: Santiago de Compostela, Córdoba, Sevilla, Granada, El Escorial y La Sagrada Familia.
“Eran edificios que simbolizaban el poder y también las creencias de la España tradicional. En la época medieval, estaban rodeados de casas pequeñas y calles estrechas que limitaban la vasta plaza pública, pero, cuando conservaban sus vínculos con el mundo rural, las viviendas no competían con ellos y desde sus explanadas se veían los campos y los bosques.”
Las piedras tienen memoria, no es nuevo; pero sólo si se acierta a encontrar ese hilo que une lo visible (tantas veces relatado) con lo invisible (el soplo de aire y misterio que, por más que pasen los años y las agresiones se sucedan, mantiene firmes sus muros y columnas y nos sorprende cada vez que nos internamos en su intimidad).
Las piedras no hablan, pero su silencio es elocuente. También el de muchos edificios (castillos para la defensa, los más) semiderruidos, que gritan desde las ruinas la convicción de sus presupuestos iniciales y se reafirman en su duración. Habla Kamen de ello y del relato que hay debajo de cada una de ellas; incluso entre las ruinas de un pasado más glorioso, porque la gloria siempre ha estado en el principio de los grandes edificios, ya fueran cristianos, judíos o musulmanes; la gloria de haber alcanzado el poder. El poder no es eterno; la arquitectura que lo conmemora, a veces, parece que sí lo sea.
Kamen (de norte a sur, de este a oeste) se fija, y así nos lo cuenta, en lo que estos edificios tienen de motivo de congregación (que no tiene por qué ser eclesiástica), de reunión, visita y hasta peregrinación. Los grandes viajeros que los visitaron (escritores, pintores, músicos…), los reyes que se hicieron cargo de su restauración, que los visitaron, que cambiaron su faz y, en muchos casos también, su significado ideológico y religioso. Reyes, como Felipe II, que proyectaron su propia obra, El Escorial, y reyes a los que el arte les pasó desapercibido.
Siempre ha habido mucha parafernalia detrás de la arquitectura; pero también sangre y destrucción, amores y venganzas, delaciones y héroes en el sentido épico del término, tortura y maldad; las guerras y los exterminios. Eso es lo que gritan las piedras: hay mucho más que lo que se proyecta al exterior, mucho más que lo que se cuenta y mucho más de lo que se duda en recordar.
Hay hasta brujas. ¿Es posible?