“36 maneras de quitarse el sombrero”, de Miguel Ángel de Rus, nos presenta, a través del número de relatos del título -textos que fluctúan entre el cuento y lo que yo llamo la “reflexión o hipótesis narrativa”-, un sorprendente y divertido conjunto de piezas literarias en las que se manifiesta la recuperación de la sátira social.

Un género que, desde hace años, parecía haberse perdido o difuminado en la literatura, para quedar refugiado solo en los chistes –pienso en “El Roto”-, en ciertos artículos periodísticos, o, sin demasiada ambición estética, en determinadas publicaciones humorísticas.
Y es que hace mucho que no encontramos en nuestra literatura esa sátira explícita, implacable, que desde la Grecia clásica –Aristófanes o Luciano de Samósata- pasando por Roma -recordaré los epigramas de Marcial, El satiricón de Petronio, o la Apocolocintosis del divino Claudio, de Séneca-, encontró en España buen espacio, desde el Libro del Buen Amor y las Coplas de Mingo Revulgo pasando por Quevedo, Diego de Torres Villarroel, Luis Vélez de Guevara, José Cadalso, Fernández de Moratín, Bartolomé José Gallardo, Sebastián de Miñano, Mariano José de Larra, Modesto Lafuente… hasta el esperpento valleinclanesco o cierto humor de Jardiel Poncela y Ramón Gómez de la Serna…
De modo que “36 maneras de quitarse el sombrero” supone la recuperación decidida de un género muy asentado en nuestra cultura literaria. Se trata de un libro transgresor, provocador social, política y sexualmente, que pudiéramos considerar, en estos tiempos tan pacatos en la aproximación a ciertas materias, políticamente incorrecto, y que se aproxima a muchos aspectos de la realidad desde lo esperpéntico y ejerce su crítica a través del humor, utilizando a veces la ciencia ficción y la mirada distópica…
Una escritura dinámica, expresiva, concisa, en tramas elaboradas desde diversos puntos de vista -a veces con una supuesta voz autoral-, van presentándonos a personajes ficticios y a otros reales (Kafka, Trump, Marcel Proust, Miguel Mihura, George Soros, Woody Allen…) en diversas localizaciones y situaciones muy diferentes: bodas, rodajes de películas, ligues, relaciones de todo tipo, reuniones entre reyes o altos dignatarios, viajes, subastas de arte, fiestas y orgías, consultas psiquiátricas, curiosos medios de publicidad…
Entre los numerosos relatos podemos encontrar al experto que presenta a Trump un proyecto del famoso muro entre Estados Unidos y México en el que no faltan los pasos previstos para la entrada de la droga o la de los imprescindibles inmigrantes, como ex-actrices porno, campeonas mundiales en número de cópulas, que ya ajadas por la edad buscan modestos empleos, o una cabalgata de Reyes en la que quienes representan a los magos son la alcaldesa, un transexual y un discapacitado en silla de ruedas, o a ciertos expertos ocupados en trasladar al llamado al “lenguaje inclusivo” y políticamente correcto, El Quijote o Madame Bovary…
Sátira contemporánea en estado puro. Bienvenida sea.