La ferrería de San Blas en Sabero (León), es la primera siderurgia en España que usa como combustible para sus hornos altos el Carbón de Cok. Dicho carbón es un manufacturado del Carbón de Hulla. Tras un proceso de 30 horas en unos hornos cerrados al aire se consigue la destilación de la Hulla y, consigo, un producto con poco peso, de color gris oscuro y poroso, cuya principal virtud es obtener un alto poder calorífico; el suficiente para poder fundir el hierro y el acero.
El complejo siderúrgico de Sabero se construyó entre 1846 y 1847.La empresa propietaria era la Sociedad Palentina de Minas, propiedad del palentino, Miguel Iglesias Botía, que, a su vez, era el propietario de las concesiones mineras de la zona. Más tarde adquirió el nombre de Palentino Leonesa al entrar capital leonés.


El mayor accionista de la empresa sería el maragato, Santiago Alonso Cordero, empresario de la época en el negocio del transporte con carruajes desde La Coruña a Madrid. Fue diputado en cortes por Madrid y presidente de la Diputación.
La maquinaria de última generación, que funcionaba a vapor, fue traída desde Inglaterra a Gijón en barcos y luego trasladada a Sabero en carros tirados por bueyes, atravesando la cordillera cantábrica. Así mismo, los técnicos montadores y operarios de las máquinas también eran ingleses, dado que la gente que vivía en la zona no estaba preparada para acometer estos nuevos trabajos, más acostumbrados a una agricultura y ganadería de subsistencia y a unas explotaciones mineras que estaban en su comienzo. La gente de la zona y de otras zonas de los alrededores, Palencia, Cantabria y País Vasco sobre todo, era la encargada de extraer el mineral de hierro de las dos minas más importantes: La Imponderable, en el pueblo de Alejico y La Salud, en Sahelices de Sabero; también se dedicaban al transporte por medio de carros tirados por bueyes hasta la factoría en Sabero.
Por otro lado, estaban las explotaciones de carbón de hulla, que, como decía anteriormente, es el único tipo de carbón fósil apto para ser coquizado. El carbón de la Cuenca de Sabero era extraordinario para la fabricación de Cok o Coque. Las principales explotaciones de carbón eran la Mina de Sucesiva y la Mina La Juanita, las dos muy próximas a la fábrica de hierro.
El hecho de tener las materias primas en un radio no más de cinco kilómetros, fue la principal causa de que se instalase en ese lugar la gran multinacional del hierro de la época.
Cabe resaltar la construcción de las dependencias por parte del arquitecto francés Philippe Paret, que ya había construido otras dos siderurgias similares en Francia en los años anteriores. Durante unos años fue el primer director de la fábrica.


La nave de forja y laminación de Sabero ocupa, en la actualidad, una superficie de más de 2.100 metros cuadrados. Es un edificio de planta basilical, definida por tres naves, una central, de una anchura de unos 20 metros, más elevada y ancha, y dos laterales, de 6,5 m de anchura. La estructura de la primera se resuelve por medio de unos monumentales arcos diafragma de ladrillo, de forma ojival, que llegan a alcanzar 15 metros de altura en la cumbrera. Las naves laterales se cerraron por medio de una bóveda de medio punto a unos 5 metros de altura del suelo y se comunicaron con la nave central a través de unos arcos apuntados, abiertos en cada uno de sus tramos.
Cabe destacar también la Casa de Las Maquinas Soplantes, y los dos Hornos Altos, cilíndricos y de 16 metros de altura, donde se fundía el mineral de hierro. Había otras dependencias, como talleres, fábrica de ladrillos y tejas, básculas, etc.
Apagados sus hornos hacia el año 1862, embargados sus bienes, permaneció abandonada muchos años; sufrió un incendio que destruyó parte de la estructura y quedó abandonada al espolio, hasta que sus instalaciones fueron adjudicadas a Hulleras de Sabero en 1896, para su utilización en el marco de una actividad productiva que se ha prolongado durante un siglo en Sabero: la minería del carbón. A finales de los años 20 del siglo pasado, con la llegada a la empresa minera Hulleras de Sabero del director, José León Izaguirre, se hizo restaurar la nave de forja, que fue utilizada por la empresa como economato y para dependencias de la propia empresa durante décadas.
Tras el cierre de Hulleras de Sabero en 1993, anteriormente el pozo en 1991, estos edificios pasaron a ser gestionados por el Ayuntamiento y ese mismo año fue declarado “Bien de interés cultural en la categoría de Monumento”, impulsando las pesquisas para hacer un museo siderúrgico-minero, que, tras arduas negociaciones y tiempo, vio la luz en julio de 2008
Desde entonces, el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León ofrece a toda la provincia y a la comunidad una amplia oferta cultural de calidad.