Epicuro: ¿A quién le dedicamos esta entrevista; al director de cine de películas y series de éxito o al corresponsable y cocinero de un restaurante situado en plena montaña de León?
Julio: Hago de cocinero porque antes fui director. Soy persona de pocas dedicatorias. Como mucho me limito a dar las gracias

E: ¿Tan mal está la Cultura que te has decidido a aparcar tus proyectos cinematográficos en espera de tiempos mejores o ha sido una decisión personal?
J: La Cultura es el reflejo de una sociedad, y esta sociedad anda un tanto desnortada. Nunca espero tiempos mejores. Actúo por impulsos… a veces totalmente irracionales.
E: Me consta que, como a mí, te tiran tus raíces, la tierra, el paisaje, pero ¿hasta el punto de convertir el de la montaña en tu residencia habitual?
J: Esta montaña no es mal paisaje para residir. Será mi residencia habitual hasta que cambie de opinión.
E: ¿Es la tierra una fuente de inspiración?
J: En mi caso no. Me influyen mucho mas las personas y, sobre todo, los personajes. De éstos hay muchos por estas tierras.
E: Algunas de las escenas de Luna de Lobos se rodaron en los bares de la Ercina. Ahora has abierto un restaurante, La Única, muy cerca de allí, en Oceja. ¿Hay alguna conexión o son cosas mías?
J: Bares, qué lugares… los he frecuentado a lo largo de mi vida, pero nunca pensé en abrir uno. Soy como uno de esos maridos al que le pillan con otra mujer en la cama y lo niega todo. Yo niego que La Única sea un bar, pero nadie me cree.
E: Supongo que tendrás proyectos cinematográficos ¿cómo los conjugas con tu nueva actividad?
J: Están ahí, durmiendo. A veces me despiertan y tengo un mal sueño. Entonces abro La Única, sirvo un Macallan, y los dejo que sigan durmiendo. Algún día puede que despierten y me hagan trabajar; entonces tendré que dejar de soñar.

E: ¿Qué te dice: El color de las Encinas?
J: El de las Encinas poco. Pero me imagino que te refieres a las Hayas. Es un color que en el otoño adquiere un cromatismo especial. Como especial es la historia que cuenta. El color de las Hayas es un proyecto que algún día puede despertar y como muchos otros que han dormido durante años se haga realidad
E: Muchas de tus películas y series calaron en el espectador. ¿Crees que tu imagen será un reclamo para que la gente vaya a la Unica o confías más en los que te conocen personalmente? J: Los espectadores suelen ser infieles. Si vienen prefiero que sea por los platos que les damos
E: Dice el refrán: cocinero antes que fraile. En tu caso es al revés. ¿Cómo fue el tránsito de director de cine a cocinero? ¿Ya eras cocinillas?
J: Si podía siempre me escaqueaba de la cocina. Tampoco me considero cocinero; como mucho un buen intérprete de las recetas de mi abuela
E: Supongo que opinas que la gastronomía y, por supuesto, la enología son piezas importantes de la Cultura. Dime una película o un libro que destacarías respecto a esas materias.
J: “La Grande Bouffe”, con guión del gran Azcona. Esta es evidente, no he sido nada original al recordarla. Quizá lo sea mas si te menciono “Los Soprano”. A la Mafia siempre le ha gustado comer bien
E: ¿Qué otros placeres han ocupado tu vida?
J: El de no hacer nada, uno de los mayores placeres de la vida.

E: ¿Cómo definirías La Única?
J :Un sitio heterodoxo de narices. Al menos trato de que lo sea.
E: ¿Es gastronomía típica leonesa?
J: Las manitas de cerdo deshuesadas y las mollejas son fieles representantes. Pero hay de todo un poco… hasta arroz con bogavante.
E: Y de los caldos ¿ni hablamos o tienes una buena selección?
J: Pocos y resultones.
E: Y, sin que sirva de precedente, creo que tienes un buen compinche, amigo y tocayo mío, poco fiable, como nosotros.
J: Siempre tiene que haber una mosca cojonera a tu lado.