He asistido a muchas conferencias sobre motivación, liderazgo…, en las que el/a ponente ha descrito alguna situación crítica propia o ajena generalmente relacionada con temas de salud, la cual se ha logrado superar a fuerza de coraje, perseverancia, de creer en si mism@s, y han tratado de trasladar a los asistentes esa actitud ante circunstancias adversas de la vida.
Y la verdad es que esto es muy loable y digno de valorar y resaltar y de servir como ejemplo, para esas circunstancias.
Pero en mi opinión, cuando pretendes motivar a personas en el contexto de su cotidianidad para que se pongan en acción, tomen decisiones y se enfrenten a su día a día, el ejemplo de las situaciones críticas , el precipicio, lo extremo, considero que no es el mejor ejemplo de circunstancias para tomar decisiones, porque qué pasa si no estás en una de esas situaciones, si no tienes una enfermedad o circunstancia extrema de salud, trabajo, económica, ¿no tomas decisiones?¿esperas a que la situación se agrave para moverte?.
Cuando te encuentres insatisfech@, disconforme con tu situación actual, te cueste tomar decisiones, y te vayas a la cama cada día y te enfrentes a “la hora de las ratas” en la que tu mente roe y roe diciéndote que tienes que pasar a la acción, sé proactiv@, busca un estímulo que te movilice y que lo enlaces con un mensaje práctico y de aplicación en tu día a día que te permita dar el primer paso: una charla, una conferencia, un libro, un proceso de coaching o mentoring, alguien que conoces, pero muévete cuando tengas los primeros síntomas de fiebre y no esperes a que la fiebre se convierta en infección y merme tu capacidad, tus alternativas, teniendo que tomar decisiones desesperadas que nunca son buenas consejeras y que en algunos casos es demasiado tarde para solucionar tu problema.
¿Y en la empresa? Pues como siempre, algo parecido:
Uno de los aspectos clave en la gestión empresarial es la agilidad en la toma de decisiones.
Para ello se debe contar con una cultura corporativa y una organización que favorezca la transparencia, la fluidez de la comunicación, la planificación, la información compartida, que fomente la cooperación y reduzca la burocracia y la rigidez en las decisiones y al mismo tiempo debe tener un sistema de gestión que facilite información oportuna, veraz, rigurosa, multidisciplinar, que permita fijar indicadores clave, los famosos KPI´s, y su seguimiento, para medir la salud de la empresa, elaborar un diagnóstico certero en cada momento y practicar una medicina preventiva que evite el agravamiento de enfermedades.
Esto queda muy bien sobre el papel, pero tomar decisiones implica responsabilidad y la posibilidad de equivocarse, salir de la zona de confort, gestionar circunstancias complicadas, mostrar asertividad adversa con personas de confianza, discrepar con tu jefe ….. y eso atenaza a muchos directivos, que piensan que quizás la fiebre de hoy es una fiebre pasajera y que el tiempo devolverá la temperatura normal.
Gestionar así es muy arriesgado, a veces la fiebre sube y sube y aunque no te mete en cama, te faltan fuerzas, el músculo financiero se va debilitando, el clima laboral empeora, la calidad del servicio se resiente…. la solvencia se tambalea, hasta que llega el infarto en forma de falta de liquidez y la empresa tiene que entrar en URGENCIAS, y en esta situación las alternativas se reducen, tu poder de negociación con los diferentes stakeholders: bancos, proveedores, clientes, empleados…es muy limitado y prácticamente quedas a merced de las circunstancias, y esto no quiere decir que no vayas a salir, pero el esfuerzo puede ser titánico, y en ningún caso ese esfuerzo , aunque va a ser muy valorable para que sirva de ejemplo en circunstancias similares, nunca va a ser recomendado en ninguna escuela de negocios.
Y no estoy de acuerdo con aquellos que dicen que a veces no hay síntomas, porque para eso está el chequeo mensual, anual.. en forma de reporting, informes , análisis, otra cosa es que los instrumentos de medición estén estropeados, lo cual volverá a ser una responsabilidad del equipo médico, tenerlos a punto. ¡Así que no hay excusas!
Las mejores y más efectivas decisiones y planes de acción se llevan a cabo cuando aquello que consideras IMPORTANTE y ves que puede peligrar, estás a tiempo para PLANIFICARLO, sin necesidad de que se haya transformado en URGENTE, es lo que se denomina GOOD TIME MANAGEMENT.
Sirva como ejemplo THE EISENHOWER BOX para representarlo:
En la sala de espera del Good Time Management, tus posibilidades de éxito se multiplican, vas a contar con más alternativas y recursos, en cambio en el box de urgencias te la juegas, así que si puedes/quieres aplica aquello de : “más vale prevenir que curar”.