El término apalancamiento aparece a menudo en la gestión empresarial: apalancamiento operativo y apalancamiento financiero son los más conocidos.
En los dos casos, tiene un significado parecido, en el primero son los costes fijos los que actúan como palanca del crecimiento/proyecto y en segundo es el endeudamiento.
Ambos representan también una proporción, uno entre costes fijos y variables y otro entre recursos propios y ajenos, y en la medida en que dicha proporción muestre un mayor desequilibrio en favor de utilizar como palanca los costes fijos (la empresa tiene mucha estructura) o la deuda (la empresa está muy apalancada), ello entrañará un mayor riesgo, pues se asume un nivel de gastos y pagos que la empresa se compromete a realizar de manera fija, salga o no el negocio.
Tanto en empresa como en sociedad, podemos destacar otro tipo de apalancamiento, el de las oportunidades, ¿y esto qué es?
Consiste también en buscar la proporción adecuada entre la aceptación y el descarte de oportunidades menores alineadas con tu objetivo mayor; es decir, ni me espero a que aparezca la oportunidad de mi vida, ni acepto todo lo que me pasa por delante.
Como siempre entre ambas alternativas hay un término medio que es el que nos interesa analizar aquí.
Ese término medio consiste en aprovechar pequeñas oportunidades que se te presenten y conseguir que esas oportunidades puedan generar otras y éstas a su vez otras que permitan al final conseguir tu objetivo, el cual no debe ser invariable, sino que puede ir tomando una forma diferente con el desarrollo de acontecimientos y las tomas de decisión; considerarlo así, te abrirá un plano más amplio de posibilidades.
Si esperas esa gran oportunidad, vas a contar con menos opciones, reduces tu campo de actuación y las sinergias que puedan surgir serán menores. En general las grandes oportunidades, es complicado que surjan de “primeras”, necesitas un recorrido.
Vamos a considerar algunos factores que pueden influir en la aceptación de las oportunidades, en decir Sí:
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EL COSTE DE OPORTUNIDAD:
Es un concepto muy utilizado en la gestión empresarial sobre todo en el análisis de inversiones, veamos en qué consiste:
La vida y la empresa están plagadas de decisiones, y todas ellas se realizan en base a factores clave que son escasos como los recursos financieros y el tiempo, de manera que si decides hacer esto, no puedes hacer al mismo tiempo aquello otro.
Pues bien la valoración de aquello que dejas de hacer cuando eliges otra opción es el coste de oportunidad.
Este aspecto debes también tenerlo muy presente a la hora de tomar decisiones, pero la clave está en la valoración del coste de oportunidad, ya que si sólo incluyes en la ecuación el factor económico, quizás te puedas equivocar, pues debes considerar otros aspectos como la experiencia, el aprendizaje, las relaciones, las sinergias, tu realización…
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LA PARÁLISIS POR EL ANÁLISIS:
Consiste en darle demasiadas vueltas a las cosas, obtener demasiada información de manera que su análisis te lleva a no tomar decisiones porque a todo le sacarás punta, le veras algún “pero”, intentando que esa oportunidad sea la oportunidad o el proyecto perfectos, fruto ello más de la inseguridad y el miedo al error; pero piensa que cada decisión que tomas quizás no es definitiva y se puede ir matizando y corrigiendo con las siguientes decisiones.
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LA ZONA DE CONFORT:
El apalancamiento de las oportunidades, como todo apalancamiento, entraña riesgo, como que una vez aceptada una pequeña oportunidad, te sitúes en una zona de confort. Esa zona placentera que produce apego y que hace que no busques las sinergias con otras alternativas, llegando al final a estancarte, a procrastinar tus decisiones y a desviarte de tu objetivo, preguntándote después: ¿pero cómo he podido llegar a esta situación?
Para poder evitar los efectos anteriores, te propongo:
Tienes que tener un objetivo que no sea invariable, que tenga cierta flexibilidad.
Las oportunidades hay que buscarlas de manera proactiva, incluso en algunos casos crearlas.
Las oportunidades aceptadas, deben estar relacionadas de alguna manera con tu objetivo: conseguir experiencia, fondos para formarte, relaciones…
Valora adecuadamente el coste de oportunidad a la hora de decidir; incluye no sólo el aspecto económico.
Estar siempre atento a las sinergias que puedan surgir o que tú puedas provocar en el desarrollo de esas oportunidades. Y trabajarlas. Para ello amplía tu campo de visión.
Dar siempre el máximo aunque consideres transitorio tu paso por esa etapa; de esta forma serás más auténtico.
Ser humilde para aceptar esas pequeñas oportunidades y superar el ego de que tú vales más. Y aprender.
No realices demasiado análisis racional. Hay parámetros que sólo los vas a descubrir en el desarrollo de la propia oportunidad.
Establece plazos para generar nuevas oportunidades; eso te mantendrá alerta.
Si al final del plazo marcado, no es que lo que creías, no importa. Sé consciente y descarta esa oportunidad inicial y busca otras; pero no permanezcas en ella, ni lo consideres un fracaso. Seguro que has aprendido. Lo importante no es acertar o fallar, sino apuntar y esto te permitirá calibrar mejor el próximo disparo.
Recuerda que no tomar decisiones es ya una decisión. Da ese primer paso, por pequeño que sea; detrás de ese vendrá otro más grande y detrás otro.
Hay personas que no es que no sepan decir NO, es que no saben decir SI