Como todos sabemos, los aviones disponen de una caja negra, que por cierto es de colores llamativos, que registra todos los detalles acaecidos durante el vuelo: conversaciones, alarmas, comportamiento operativo de los dispositivos…
Cuando en ese vuelo sucede algún siniestro, revisando lo que la caja negra ha registrado se pueden obtener datos y conclusiones acerca de qué es lo que ha fallado y una vez analizado se realizan las mejoras en el sistema para que ese error no vuelva a ocurrir y esto, hecho de manera repetitiva, permite conseguir un sistema de navegación mejorado día a día en base al proceso de aprendizaje de los errores que ofrecen las cajas negras.
De la misma manera deberíamos funcionar las personas; sí, ya sé que los aviones y sus cajas negras son elementos mecánicos y las personas somos biológicos y emocionales, pero también podemos crear nuestras propias cajas negras
No nacemos con miedo al fracaso o el error, no es un instinto, los niños se lo pasan genial intentando cosas nuevas y aprendiendo; ese miedo se desarrolla y en ello juega un papel determinante la educación.
Si penalizamos el error o el fracaso desde los primeros años de nuestra vida, si lo estigmatizamos socialmente, habrá mucha menos gente dispuesta a asumir el riesgo de equivocarse o fracasar; en cambio, si valoramos el atrevimiento, la toma de decisiones, la iniciativa, esto se convertirá en un valor que muchos querrán tener. Estaríamos transformando con ello la amenaza del error y el fracaso en un reto.
La actitud ante el error no consiste en afrontarlo con un cliché sistemático mediante el que intentemos encontrar coartadas en nosotros o en otros que justifiquen el resultado de nuestras acciones, sino creando nuestra propia caja negra, nuestra metodología de conciencia y aprendizaje, de contraste de tus resultados, de análisis objetivo de las causas, de tu asunción de responsabilidad y salir reforzado de estas situaciones porque te atreviste, porque tomaste decisiones, porque aprendiste; aplica aquello de “en la vida unas veces se gana y otras se aprende”.
Se ha hecho viral el video de una entrevista realizada en el hormiguero a Antonio Banderas, en la que dice que se realizó una encuesta en universidades andaluzas en la que se preguntaba a los estudiantes qué querían ser. El resultado fue que el 75% querían ser funcionarios y que esa misma encuesta se había hecho en universidades en los Estados Unidos y el resultado fue que el 75% querían ser emprendedores. Termina la entrevista diciendo que un país no se hace con gente que quiere ser funcionaria, se hace con gente que se la juega.
Estoy de acuerdo con la idea, pero los resultados de las encuestas están sacados fuera de contexto.
Porque si en España el sistema educativo y la cultura social no penalizasen el error y el fracaso, sino que primasen el atrevimiento y la asunción del riesgo, eliminando el miedo, estoy seguro de que el resultado de la encuesta habría sido otro. Tenemos, por tanto, que atajar el problema desde la base, creando un sistema educativo y cultural que anime a tomar decisiones y prime el emprendimiento, y no al revés.

¿Y qué pasa en las empresas?
Pues pasa lo mismo, ya que si las empresas se componen de personas y éstas son educadas en el miedo al error y al fracaso, las empresas seguirán la misma línea.
Decía W.Churchill, “El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo” y estoy seguro de que, ningún emprendedor o líder de éxito lo ha conseguido, sin fracasar previamente.
En las empresas se debería aplicar un estilo de liderazgo y una cultura corporativa que reconozca el mérito de aquel que se atreve a tomar decisiones y asumir riesgos, siempre en la línea estratégica de la empresa y no sólo evaluar los resultados, porque si cercenas el atrevimiento y la creatividad esas personas no volverán a atreverse.
Como dice mi gurú favorito del “management” Tom Peters, se deberían recompensar los fracasos excelentes, más que los éxitos mediocres, entendidos esos fracasos como la capacidad de innovar, ser proactivo, creativo, tomar decisiones, todo ello de una manera trabajada, argumentada y alineada con la estrategia de la empresa; a eso se refiere T.Peters cuando habla de fracasos excelentes.
Es por tanto hora de gestionar el error y el fracaso en la empresa creando también esas cajas negras en el estilo de liderazgo y la cultura corporativa que podrían llamarse MMS ( “Mistake Management System” ).
Así a través un sistema MMS se podrían seguir las siguientes recomendaciones antes de tomar decisiones ante el error o el fracaso tuyo o el de tu equipo:
- Aplica el principio de importancia relativa: Consiste en evaluar las consecuencias de ese error y ponerlas en contexto, no hagamos de un grano de arena una montaña ni a la inversa.
- Comprueba si el error representa un punto (es un error aislado), una línea (dos errores marcan una línea) o un área (tres errores determinan ya un área), tenemos que poner soluciones antes de llegar al error-área.
- No es lo mismo que el proyecto o trabajo en el que se fracasa o comete el error sea nuevo o repetitivo. En el primer caso el error entra dentro de lo probable, dale un margen de confianza; en el segundo caso debemos tener en cuenta que la falta de motivación produce falta de concentración y es fácil con ello que se produzcan errores; es decir en este caso el error puede ser una alerta de otro problema.
- Alaba en público y corrige en privado: No reproches o hagas ver el error personal en público como norma general, aunque alguna vez sea necesario hacerlo como elemento ejemplarizante; eso lo tienes que valorar tú. Y si el error es tuyo, no te sientas culpable, porque al menos lo has intentado.
- Predica con el ejemplo: Atrévete tú, falla tú y los demás se atreverán; con ello estás lanzando el mensaje de que equivocarse está permitido.
Estamos en la era del talento y la innovación. Estas capacidades no se gestionan a base de norma rígida y penalización del error. Se necesita un sistema flexible que gestione el error de manera constructiva para con ello obtener el máximo potencial, compromiso y realización de las personas y equipos y sin duda una mentalidad “Caja Negra” favorecería mucho su desarrollo.
Si no estás cometiendo ningún error, no estás innovando. Si estás cometiendo los mismos errores, no estás aprendiendo. (Dick Warren).