Sociedad y empresa son vasos comunicantes y los cambios en un lado obligan al otro a equilibrarse.
En épocas pasadas los cambios han venido de la mano de la empresa siendo secundados por la sociedad, ahora los cambios liderados por las nuevas tecnologías están afectando en primera instancia a los consumidores y son las empresas las que tienen que adaptarse a ellos.
El tradicional modelo socioeconómico sustentado en la posesión y el sentido de la propiedad, está dando paso un nuevo enfoque basado en compartir y colaborar, es la llamada Economía Colaborativa o “Sharing Economy”.
Muchas son las causas que están generando este cambio, quizás un modelo económico agotado que necesite regenerarse, quizás una necesidad generalizada de crear un modelo sostenible basado en la eficiencia y racionalidad en el uso de los medios materiales, quizás las nuevas tecnologías que facilitan a través de las plataformas tecnológicas un ágil intercambio y suministro de bienes y servicios, quizás la globalización eliminando fronteras, quizás el acceso ilimitado a la información acortando el plazo de la toma de decisiones, tal vez el empobrecimiento de algunos niveles sociales que provoca la imposibilidad de poseer y ello se supla compartiendo, tal vez las nuevas generaciones que han nacido con la necesidad de compartir incorporada en su ADN: videojuegos, redes sociales… , o más bien un cúmulo de todo ello .
Lo cierto es que la “Sharing Economy” ha venido para quedarse y, por tanto , el reto para las empresas está servido.
Ante estos cambios los modelos empresariales tradicionales hacen agua y toca tapar la vía para equilibrar el vaso comunicante enfrentándose las empresas a un cambio estructural sin precedentes, ya que hasta ahora habían llevado la voz cantante y ahora tienen que ir a remolque.
Deben por tanto afrontar retos relevantes o de lo contrario estarán abocadas a desaparecer, tales como:
- La Transformación digital, que no consiste sólo en incorporar software de última generación, sino cambiar la cultura corporativa y el modelo de negocio y en algunos casos transformar sus productos y servicios. En este proyecto se pueden cometer graves errores si esta transformación se interpreta como una moda sin saber cuál es la transcendencia de este cambio, quién lo tiene que liderar y quién es el referente al que hay que mirar: el principal, tu cliente.
- Organizarse de manera diferente, ya que los problemas complejos a los que se enfrentan las empresas trascienden a la responsabilidad y concentración de poder en la toma de decisiones de un único líder, exigiendo respuestas colectivas, lo que requiere organizaciones flexibles y abiertas de carácter “redárquico”.
- Estilos de liderazgo, basados en la eficiencia del conocimiento, para lo que se requiere pasar de estilos autoritarios a estilos participativos que fomenten la innovación y la creatividad.
- La comunicación, como base de la colaboración, ya no será materia reservada, el ejercicio de transparencia debe ser total, si no los sistemas colaborativos basados en la confianza generarán disfunciones y bajos rendimientos.
- Las “hard skills” darán paso a las “soft skills”, como prioridad en materia de habilidades y competencias.
- Políticas inclusivas, que fomenten la diversidad de género en las organizaciones contribuyendo entre otros aspectos, a transmitir un mejor reflejo de la sociedad facilitando ese vaso comunicante sociedad-empresa, aportando una visión más global a través de los diferentes puntos de vista y eliminando barreras que afectan al desarrollo y retención del talento.
- La formación, frente a los sistemas tradicionales unidireccionales profesor alumno, incorporará procesos de “mentoring” y coaching en los que el alumno tendrá un papel clave.
- La venta tradicional: visitas, reuniones, muestras de productos darán paso al “e-commerce”.
- La incertidumbre del marco regulatorio que va detrás de los cambios hará que las estructuras diseñadas sean flexibles y escalables atendiendo a varias alternativas regulatorias.
- Y finalmente la generación del valor para el accionista hasta hace poco en la cúspide de la mayoría de los “balanced scorecards” dará paso al concepto de Creación de Valor Compartido (CVC) en el que están incluidos todos los “stakeholders”: accionistas, empleados, proveedores y colaboradores, entorno y por supuesto el cliente.
Es por tanto una creación de valor holística con un alto componente social, más allá de la RSC, sin perder por supuesto el objetivo de rentabilidad.
La CVC no es baladí, la sociedad y el mercado demandan modelos de negocio sostenibles a lo que los inversores querrán contribuir con sus inversiones seleccionando para ello aquellas empresas que cumplan con la CVC.
Llegados a este punto el cambio de paradigma es un hecho, las tecnologías y los movimientos sociales avanzan más rápido de lo que las empresas pueden transformarse, el acceso de información es ilimitado, la globalización es cada vez más global, la robotización de tareas rutinarias ya es una realidad, la era del conocimiento pasa por encima de los procesos productivos tradicionales.
Queda mucho trabajo y retos por delante para las empresas, que tienen que ponerse manos a la obra para no perder el tren de la transformación y me da la impresión que esta transformación va a ser una constante durante bastante tiempo.
El futuro se torna incierto y apasionante al mismo tiempo, conoceremos avances increíbles, puestos de trabajo que aún no están creados, experiencias impensables y, para afrontarlo, hemos de tener una mente abierta y abrazar el cambio e incorporarlo como una constante en esta revolución que nos ha tocado vivir.
Y para los más escépticos les pediría tranquilidad, que todos tendremos nuestro lugar en este nuevo contexto si mostramos una actitud positiva y confiamos en nosotros mismos primero como personas.
Al menos siempre quedarán algunos puestos de trabajo tradicionales como por ejemplo cuidadores de perros ya que si seguimos la frase de Warren Bennis:
“La industria del futuro tendrá sólo dos empleados, un hombre y un perro, el hombre para dar de comer al perro y el perro para evitar que el hombre toque las máquinas”