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¿BAILAMOS? La danza, sus beneficios y su uso como terapia

Luis Pérez Vivó

Luis Pérez Vivó

La Danza aporta mejoras fisiológicas, emocionales y cognitivas.

La Danza ayuda a afianzar la personalidad y la sensibilidad de los más jóvenes.

Durante muchos años, algo más de 30, he tenido la oportunidad de ver bailar a los más prestigiosos artistas del mundo. Bailarines y bailarinas de ballet clásico, de danza española y flamenco, entre otras especialidades. Personas con las que he trabajado, he aprendido y he podido conocer sus inquietudes, sentimientos y por supuesto sus éxitos. Profesionales de la danza cuya mayor satisfacción es pisar un escenario y recibir el aplauso del público. Bailarines y bailarinas vocacionales, ya sea en el cuerpo de baile, como solistas o como primeras figuras, con una carrera tradicionalmente corta, que en gran parte finaliza su vida profesional como docente o dirigiendo compañías en función de sus perfiles. Artistas que merecen nuestro mayor reconocimiento y respeto por dedicar su vida a una profesión tan sacrificada y exigente, para mostrarnos la belleza de la danza, transmitirla a futuras generaciones y despertar vocaciones.

Todos estos artistas tuvieron un comienzo. Unos inicios que indudablemente empezaron, en su gran mayoría, asistiendo a clases de danza en una escuela o en un conservatorio. Niñas y niños (desafortunadamente en menor medida), que desde su infancia comenzaron a bailar dirigidos por una figura imprescindible y no siempre recordada; la maestra y el maestro. Ellos son los que modelarán a los futuros profesionales de la danza e igualmente formarán a niños, jóvenes y adultos que requieran una forma de bailar más recreativa. Cualquier opción es igual de satisfactoria en su práctica. Asistir a una escuela de danza, no significa necesariamente que tu futuro vaya a estar ligado profesionalmente a esta actividad. Habitualmente, se comienza por afición, en algunos casos por tradición o, sencillamente, porque nuestros padres nos ofrecen desde pequeños la posibilidad de practicar la danza como una actividad extraescolar. De hecho, la danza es una de las actividades extraescolares más solicitadas dentro de las enseñanzas artísticas.

Alumnas de la Escuela Municipal de Danza de Tres Cantos. Foto: Luis Pérez Vivó

Además de los conocidos beneficios físicos, emocionales y cognitivos, la danza es un extraordinario instrumento para el desarrollo de la personalidad y la socialización. Igualmente, ofrece a los alumnos unos valores esenciales basados en el fomento de la obra bien hecha, la sensibilidad y la creatividad como herramienta para la realización de la persona. La danza atiende muy especialmente el respeto al individuo y la valoración del esfuerzo.

Por otra parte, desde el punto vista evolucionista, el baile se estableció en la especie humana jugando un papel predominante en la evolución de las relaciones sociales por su capacidad de vincular a los individuos emocionalmente.

Los beneficios de la práctica de la danza, no son meras definiciones basadas en la satisfacción que produce bailar, al igual que lo produce cantar o realizar cualquier otra actividad creativa. Estudios científicos realizados y publicados, internacionalmente, nos muestran como la danza aporta mejoras fisiológicas, emocionales y cognitivas.

La Universidad Tecnológica de Auckland (NZ) ha realizado una investigación en la que prueba científicamente como la práctica de la danza mejora de forma significativa la capacidad aeróbica, la flexibilidad, la resistencia, la mineralización de los huesos y la reducción de riesgos cardiovasculares. (“Journal of Aging and Physical Activity. 2009” )

Alumnas de la Escuela Municipal de Danza de Tres Cantos. Foto: Luis Pérez Vivó

Otro de los mayores beneficiados por la práctica de la danza es nuestro cerebro. Un extraordinario estudio publicado por el Departamento de Neurobiología de la prestigiosa Universidad de Harvard (Estados Unidos), destaca en su investigación como la danza activa los circuitos motores y sensoriales del cerebro, reduciendo el estrés e incrementando los niveles de serotonina, ayudando a desarrollar nuevas conexiones neuronales, especialmente en regiones vinculadas con las funciones ejecutivas, la memoria de largo plazo y el reconocimiento espacial.

Igualmente, la “Terapia de Movimiento de Danza”, más conocida como DMT por sus siglas en inglés, es utilizada con frecuencia por psicólogos y psiquiatras en el tratamiento de la depresión, tanto en adultos como en jóvenes, con fines psicoterapéuticos, convirtiéndose su práctica controlada en un antidepresivo natural.

La práctica de la danza en términos pedagógicos, ha de estar siempre dirigida por docentes profesionales debidamente preparados y titulados para tan importante labor, no solo para obtener un buen resultado artístico, sino para aprovechar correctamente los múltiples beneficios que aporta una práctica correcta, ordenada y supervisada. Beneficios como; la corrección de malas posturas, mejora de la elasticidad, ejercitar la coordinación y el equilibrio, desarrollar correctamente la musculatura y la psicomotricidad, combatir la obesidad, mejorar los niveles de lípidos en la sangre, desarrollar el oído y la memoria, fomentar la disciplina, afianzar la personalidad y la sensibilidad de los más jóvenes, mejorar la autoestima y ayudar a la socialización, y reducir el estrés y la ansiedad a través de la libración de neurotransmisores como la serotonina y la adrenalina.

Por lo tanto, además de que la danza es una actividad artística que puede ser practicada de forma recreativa o profesional, no hay duda de que no se trata de un mero entretenimiento, sino que sus efectos beneficiosos responden a una reacción fisiológica, emocional y cognitiva con base científica.

Además, el baile es una forma de expresión creativa que ayuda a conectar con uno mismo, potenciando y fomentando la espontaneidad y la creatividad que llevamos dentro. Cada vez que se consigue el dominio de un nuevo paso, la persona experimenta un aumento de la confianza al considerar este hecho como un logro, y cada logro que se consigue refuerza positivamente al individuo, trasladando la confianza en uno mismo a otros aspectos de la vida.

Las maestras de la EMDTC: Nuría Truco, María Mayorga, Gara Gelado y Ana González. Foto: Luis Pérez Vivó

He tenido la inmensa fortuna de trabajar durante gran parte de mi vida con grandes artistas en los escenarios más prestigiosos del mundo. He contemplado los logros académicos de extraordinarias maestras y maestros con lo que he tenido y tengo el placer de colaborar. Y probablemente, una de las mayores satisfacciones para los que estamos vinculados a la danza y a las artes escénicas de un modo u otro, es contemplar día a día la evolución de alumnas y alumnos que, desde edades muy tempranas, crecen técnica y artísticamente, llevándose con ellos el conocimiento que los docentes les transmiten y que formará parte de ellos para siempre.

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