Detrás de cada vino hay una historia que contar.
El nombre del vino (Rabia) se debe a la “rabia” que sienten sus creadores por la despoblación del mundo rural; rabia por la desaparición de los pueblos.
Me gustaría empezar este primer artículo en la Revista Epicuro presentándome, bueno, mejor que presentarme, pues al final solo soy un amante del vino como vosotros, me gustaría comentaros cómo voy a colaborar con la revista.
Se trata de dar una versión más mundana del universo del vino porque, si bien es cierto que taninos, matices, aromas secundarios, fermentaciones y demás tecnicismos son muy importantes en el mundo del vino, no es menos cierto que pertenecen a una fase muy avanzada del mismo. Nosotros nos vamos a centrar en una etapa de iniciación, en la que trataremos peculiaridades, características e historias ligadas a los vinos que catemos. Si esto fuese una sección fija, bien podría llamarse “Al otro lado del vino”.
Detrás de cada vino, en su origen, en sus productores, en su etiqueta, en su nombre o en su lugar de procedencia hay una historia que contar. No hay mejor momento para hacerlo que cuando abrimos esa botella junto a nuestra pareja, familia o amigos.
Compartir una botella de vino es una forma de socializar. A medida que vas bebiendo van surgiendo los temas de conversación de forma natural y podemos comenzar hablando del vino que vamos a degustar.
Empezamos con un uno de los vinos que más me gusta y que nunca falta en mi casa.
Se trata de un vino de la D.O. Jumilla, más concretamente de Los Altos de la Muela, en Fuenteálamo (Albacete) y elaborado por la Bodega Cerrón. Procede de viñedos de más de 30 años de antigüedad y pasa una crianza de 14 meses en fudre de roble francés….
¡Pero un momento! ¿No nos íbamos a situar al otro lado del vino? Claro que sí, vamos a ver cuáles son la historia y las peculiaridades de este vino.
En primer lugar, os voy a hablar de su nombre que, de forma consciente, aún no os he desvelado. Se llama RABIA y es debido a “la rabia” que sienten sus creadores por la despoblación del mundo rural; rabia por la desaparición de los pueblos y destrucción de campos de cultivo como los viñedos; en definitiva, lo que ahora conocemos como la España vaciada. Bodegas Cerrón, con los tres hermanos de la cuarta generación de viticultores al frente, se ha propuesto recuperar esos viñedos casi centenarios, algunos de ellos de su posesión y otros abandonados, para tratarlos de forma ecológica y algunas parcelas en biodinámico.
Otra peculiaridad de este vino es que está elaborado con una sola uva, lo que los más avanzados llaman monovarietal. Esa uva es Petit Verdot y os preguntareis qué tiene esto de especial. Es una uva de origen francés un tanto delicada que necesita muchas horas de sol y una temperatura media elevada, condiciones que en España se dan de forma habitual. No ocurre lo mismo en Francia y por ello allí es muy difícil encontrar vinos 100% Petit Verdot a un precio razonable. En España no se elaboran más de 14 o 15 vinos con estas características.
No me digáis que al otro lado de este vino no hay cosas interesantes que contar. Vamos a ver si somos capaces de repoblar la España vaciada y además empezamos a elaborar mejores vinos que los franceses con su propia uva.
Espero que tengáis pronto ocasión de probarlo; lo podéis encontrar en Bodega Cerrón, en alguna plataforma online o en Vinoteca Vides (Madrid).