Recorrido poético por algunas de las Compositoras más importantes de la Historia de la Música.
Casi todas estas mujeres tuvieron que luchar contra la intolerancia y los prejuicios.
Las cronologías de los grandes compositores están repletas de colorido. Con un simple golpe de vista sabemos ubicar a cada uno de ellos en su época, estilo, quiénes son sus coetáneos, cuántos años vivieron, etc.
La tristeza nos traslada a los que nos dejaron en plena juventud, sintiendo la pena por su maravillosa pero escasa producción. Conocemos la vida y obra de la mayoría, todo bien datado y distribuido por etapas, viajes, éxitos, fracasos, anhelos, tendencias. Y no sólo podemos situar a estos grandes músicos en las cronologías específicas, sino en grandes sucesiones, relacionándolos con la literatura, arte, filosofía, ciencia, religión, hechos histórico- políticos, científico-culturales. También conocemos su fisonomía a través de pinturas y fotografías del momento. Todos forman parte de nuestra historia, cultura musical que nos reconforta al trasmitir estos conocimientos con el afán de inculcar la enorme valía que tienen. Sabiduría que se mantienen con el paso del tiempo.
Pero queda un vacío en la historia…
Tengo un lienzo blanco impoluto frente a mí. Quiero llenarlo de pinceladas para agradecer el enorme y maravilloso trabajo que se está haciendo para rescatar del olvido a las mujeres compositoras de todos los tiempos. Cromatismos diferentes para vidas diferentes, con la misma razón de ser; necesidad de expresar los sentimientos con libertad y sin ataduras. Creatividad sesgada, que nos lleva a una fatídica evolución, que no supo ver la igualdad para desgracia de todos. Patrimonio disminuido por miedos, injusticias y desproporcionadas prioridades. Verdaderas joyas perdidas, para siempre. Solo nos queda seguir investigando y distribuir los hallazgos entre educadores e intérpretes que puedan darlos a conocer al mundo con dignidad. Reconocer con energía la valía de tantas y tantas mujeres, y desear que el mundo de la creatividad consiga un amplio espacio en la educación, que debería ser prioritario, por el bien de todos los hombres y mujeres.
Paleta de colores intensos, dinámicos, amables, mágicos, puros, brillantes, secretos, tímidos, densos, profundos, cálidos… Estas son mis pinceladas para el recuerdo.
Magdalena de Casulana
(1544-1590)
«Deseo mostrar al mundo, tanto como pueda, en esta profesión musical, la errónea vanidad de que sólo los hombres poseen los dones del arte y el intelecto, y de que estos dones nunca son dados a las mujeres»
Laúd, difícil de tañer para los ojos que miran. Voz que se refleja con el viento en contra, dejando entrever pequeños cromatismos y madrigales que expresan el camino en estado puro. Creatividad que no se deja influenciar por las opiniones vulgares que se escapan del valor de una conciencia sana. Música que se imprime para el deleite de hombres y mujeres, melodías cantábiles breves. Meditación que con su habilidad, deslumbra.
Elisabeth Jacquet de la Guerre
(1665-1729)
El clave y sus maravillosos efectos desde la infancia, no auguran el triste silencio que acompañará a los días, años y horas. Sentir interno que no deja respirar. Energía acumulada en una década que se descarga sin querer, dejando un vacío que sólo después de rebuscar renace a través de sonatas y cantatas.
Ana Amalia de Prusia
(1723-1787)
La princesa suspira por vivir. Los ataques de ira que odian la música, crecen cerca. Alimento de una infancia desgraciada con el intento fallido de huir de casa. Espera desesperada de un camino limpio y libre que cuando llega, se llena de sonidos extinguiendo la crueldad. La música que forma parte del consuelo se desarrolla con un fuerte decrescendo que reaparece con las aventuras que inspiran a los grandes. Aventuras que se llenan de amor imposible. Memorias incomprendidas que lo destruyen todo hasta el final.
Anna Bon Di Venezia
(1738-1767)
La ornamentación y escenografía del lugar, da paso a magníficas melodías. La ópera prepara el disfrute de un gran espectáculo; sonidos vocales que llegan y educan. Música de Cámara refinada, que nace de unos inicios exquisitos en los que el deleite por las cosas bien hechas y viaja a un mundo de satisfacciones. Felicidad que se derrumban como el sustento, que al no poder mantener la razón de ser, busca la manutención sin dejar de tener la esencia de lo que fue.
Maria Theresia Von Paradis
(1759-1824)
La ceguera desarrolla habilidades inusuales. La excelente educación musical cuida la sensibilidad con la que crecen los sentidos. La mejoría de forma temporal puede hundir el camino trazado, disminuyendo el ritmo de la lucha por mantener una coherencia en el desarrollo. El crecimiento personal lleva a la innovación del sistema, y la adecuación convierte un defecto en inflexiones cromáticas y atmósferas diferentes. Máxima creatividad y necesidad de comunicar a través de la docencia. Talento, toque, precisión y vivacidad en un mundo carente de imágenes reales.
Louise Farrenc
(1804-1875)
Elogio y reconocimiento. Maestría que comparte los conocimientos. Composiciones que surgen de ambientes solo para hombres. Crecimiento sorprendente que culmina plasmando el ingenio en papel durante años. Editorial que busca la facilidad y choca con el descubrimiento de la verdadera riqueza de la música, olvidando las grandes creaciones por detalles ínfimos carentes de sentido. Desigualdad manifiesta. Desesperación y olvido para siempre.
Clara Wieck
(1819-1896)
«Alguna vez creí que tenía talento creativo, pero he renunciado a esta idea; una mujer no debe desear componer. Ninguna ha sido capaz de hacerlo, así que ¿por qué podría esperarlo yo?»
Fortaleza espiritual. Prioridades que frenan el derecho a crear, pensamiento erróneo hidratado con la sustancia robusta incrustada en la mente de las mujeres, que solo se deshace con el paso del tiempo, y llega tarde. Devoción y amor sin límites. Tragedias que llenan los espacios de sufrimiento. Formación musical privilegiada y admiración e inseguridad que lo abarca todo. Dignidad y sustento familiar. Amistad para siempre. Secreto.
Clemence Grandval
(1828-1907)
El oboe como inspiración de la riqueza. Obras sagradas en iglesias. Óperas. Abundancia que se traduce en las mejores compañías. Maestros inigualables. Posición social que obliga a una identidad falsa. Seudónimos sin sentido que no valoran el intelecto. Conocimientos que plasman maravillosas obras que se pierden. Sonidos que no volverán jamás. Riquezas sepultadas eternamente.
Luise Adolpha Le Beau
(1850-1927)
«Debemos aclarar que la señorita Le Beau no sólo compone como un verdadero hombre, consiguiendo una musicalidad total, sino que, además, no se comporta como algunas compositoras, que intentan convencer a los hombres de su originalidad con el movimiento de sus cabellos»
Cantar preciosas melodías antes de aprender a hablar. Autobiografía que grita las realidades de un mundo desigual, y describe tropiezos por cuestiones de género. El atrevimiento formal, rompe los convencionalismos. Éxito merecido, y respiración agitada que inculca a otras mujeres. Enseñanza musical sin obstáculos. Enorme apoyo familiar, sustento que cuando desaparece, derrumba todo lo construido y se convierte en un manto sin interés. Solo queda el valioso recuerdo.
Cecile Chaminade
(1857-1944)
«Esta no es una mujer que compone, sino una compositora que es mujer». Canciones de salón y piezas para piano que surgen del apoyo materno a escondidas de una gran desaprobación. Precocidad melodiosa, altamente accesible y ligeramente cromática. Los aciertos financieros luchan con los prejuicios de género que tumban el buen hacer y destrozan creaciones de éxito. La elegancia innata y las malas críticas desembocan en una lucha de contrastes que llegan a la oscuridad y caen en la indiferencia.
Amy Beach
(1867-1944)
Los colores diferentes de cada tonalidad sirven para experimentar, y desarrollan la máxima concentración al combinar los sonidos. La vida en la naturaleza y la educación en solitario, valora cantar «limpio» con la exigencia de no vacilar. Poder de un oído absoluto que viaja hasta el gusto por un carácter romántico. La fama y el prestigio del buen hacer contrasta con la opresión por ser mujer. Ignorancia del que escucha. Olvido después de la muerte.
Alma María Schindler
(1879-1964)
Belleza e inteligencia en torno a las manifestaciones artísticas que cubren su esencia. «El primer beso». Dedicación malograda, tragedias, canciones de la muerte, reproches y abandono que provoca un falso interés. Centro de grandes polémicas con la razón del auténtico ser. Huida inteligente, y creatividad necesaria. Biología que teme por el futuro y busca refugio una y otra vez. Amantes que llenan toda una vida. La novia del viento.
Rebecca Clarke
(1886-1979)
La viola como transmisora de texturas densas, exuberantes y complejas. Musicología vinculada a la docencia, razonamientos respetados. Las especulaciones sobre la idea de que una mujer pudiera hacer una obra socialmente inconcebible, contrastan con los elogios de un nombre falso; seudónimos necesarios que apartan la creatividad del auténtico sello. Manipulación de la percepción de la vida desde los inicios. Momentos de equilibrio y profunda satisfacción chocan con la distimia, falta de aliento y explícito desaliento que se traducen en inactividad y abandono.
Germaine Tailleferre
(1892-1983)
Memoria asombrosa y deseo de venganza por la toma de conciencia de uno mismo. Conveniencia fallida que salpica con el rechazo a las verdaderas aptitudes. Enemistades inexplicables que dilatan la incomprensión a la sombra del éxito. El fracaso de la unión y la condición femenina como obstáculos, no impiden la creatividad en la música, manteniendo siempre una enorme actividad que se alimenta de la fidelidad del círculo de amigos que se ensancha.
Lili Boulanger
(1893-1918)
Ambiente musical del hogar. Violín, violonchelo, arpa, piano y órgano. Corta esperanza de vida que intenta finalizar lo bien hecho, y que no llega a tiempo. Riquezas que se pierden por la debilidad del sistema inmunológico que no entiende de ingenios. Extremada madurez que con apoyo incondicional consigue reflejar el estado de ánimo y piensa en la paz y la bondad.
Fernande Decruck
(1896-1954)
Hazañas que se repiten improvisando con maestría sobre temas propuestos. Composiciones que se crean en el silencio de la noche. Contribución a la formación de artistas brillantes. Renuncia de cualquier actividad musical, en favor de la composición. Instrumentos de viento que forman parte de la memoria, y que con el buen hacer se elevan hasta límites insospechados. Casa editorial que ayuda a la necesaria divulgación dejando de lado lo superfluo. Talento marcado por dificultades financieras, con un final emiplégico sin mejoría.
Madeleine Dring
(1923-1977)
El amor y la atracción por el teatro y la música se mezclan en un estilo modesto que nunca se repite, encontrando en todo momento sorprendentes enfoques que nacen de la sencillez en la armonía y ritmo. Mimo, drama y canto se agitan para remover el mensaje sofisticado de piezas sinceras impregnadas de una gran valía. Delicias de cabaret, alegres y radiantes.
María Escribano
(1954-2002)
Dictado de una vocación. Pasear por el jardín desarrolla la creatividad y las capacidades para improvisar y componer desde el primer momento de manera espontánea. Inicios para el triunfo personal de una vivencia artística total, agitando con energía teatro, voz, improvisación, vitalidad, dinamismo, empuje, ánimo, música y fuerza compartida.
Y ahora, después de estas breves pinceladas, tengo el compromiso de acordarme de las mujeres compositoras de todos los tiempos, de las que no conocemos ni siquiera su nombre. No sabemos nada de ellas, pero con la esperanza de que algún día puedan elegir el pigmento que les corresponde, dejo un lienzo en blanco pegado al que acabo de pintar. Díptico para que poco a poco, sus señales vayan apareciendo tan tímidamente como se fueron, y nos puedan hacer partícipes de las maravillosas composiciones que llenaron sus vidas a escondidas. Ojalá esta ventana que se abre sirva para que vean desde donde estén, que hay un despertar y un enorme reconocimiento al trabajo desconocido que nos sirve para valorar aún más nuestra época, dejando de lado problemas superfluos y carentes de sentido. Evolución fatídica que hay que ver con la ilusión de mirar hacia adelante, sabiendo que si ellas fueron capaces de todo, nosotras también debemos serlo.
¡Por ellas, por un futuro prometedor!